domingo, 28 de octubre de 2012

EL MEDIO AMBIENTE TAMBIÉN EN LA LITERATURA MUNDIAL, SEGUNDA PARTE


Vamos a continuar buscando los lazos y las conexiones que todos y cada uno de nosotros establecemos desde siempre con el medio ambiente y la naturaleza,  y que la literatura,  a través de las palabras, ha sabido y sabe  reflejarlo de una forma muy bella y hermosa. 

Vamos a seguir realizando nuestra tarea de investigación de  obras y autores  por los diversos países que componen  la geografía mundial con la finalidad de que pongan de manifiesto esta intención por mi parte.

Así pues, continuamos  este viaje, en cierto modo literario, que de algún modo nos puede servir para acercarnos, conocer y compartir la cultura de cada país.

De España 



El árbol de oro
Asistí durante un otoño a la escuela de la señorita Leocadia, en la aldea, porque mi salud no andaba bien y el abuelo retrasó mi vuelta a la ciudad. Como era el tiempo frío y estaban los suelos embarrados y no se veía rastro de muchachos, me aburría dentro de la casa, y pedí al abuelo asistir a la escuela. El abuelo consintió, y acudí a aquella casita alargada y blanca de cal, con el tejado pajizo y requemado por el sol y las nieves, a las afueras del pueblo.
La señorita Leocadia era alta y gruesa, tenía el carácter más bien áspero y grandes juanetes en los pies, que la obligaban a andar como quien arrastra cadenas. Las clases en la escuela, con la lluvia rebotando en el tejado y en los cristales, con las moscas pegajosas de la tormenta persiguiéndose alrededor de la bombilla, tenían su atractivo. Recuerdo especialmente a un muchacho de unos diez años, hijo de un aparcero muy pobre, llamado Ivo. Era un muchacho delgado, de ojos azules, que bizqueaba ligeramente al hablar. Todos los muchachos y muchachas de la escuela admiraban y envidiaban un poco a Ivo, por el don que poseía de atraer la atención sobre sí, en todo momento. No es que fuera ni inteligente ni gracioso, y, sin embargo, había algo en él, en su voz quizás, en las cosas que contaba, que conseguía cautivar a quien le escuchase. También la señorita Leocadia se dejaba prender de aquella red de plata que Ivo tendía a cuantos atendían sus enrevesadas conversaciones, y —yo creo que muchas veces contra su voluntad— la señorita Leocadia le confiaba a Ivo tareas deseadas por todos, o distinciones que merecían alumnos más estudiosos y aplicados. …

El árbol de oro
Relato corto(fragmento)
Año 1961
Ana María Matute




Disfrutamos de este vídeo de Youtube de esta canción Noches de Bohemia  del grupo español Navajita Plateá por todo el mundo muy conocida, y que no nos cansamos nunca de escuchar.

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