Cada idioma tiene sus peculiaridades y nuestro idioma
el castellano, conocido también por español, hace una clara distinción entre lo
femenino y lo masculino a través de los artículos definidos el/la y los/las, y los artículos indefinidos un/una y unos/unas, todos masculino/femenino, y
singular/plural respectivamente.
Tanto en la expresión oral como en la escrita, es
decir, cuando hablamos o escribimos con
los demás lo podemos observar claramente. Si citamos el medio ambiente lo
hacemos en su forma masculina, si nombramos a la naturaleza, cambia su artículo
a la forma femenina. Así nos enseñan las palabras, es algo que nos lo dan
previamente hecho y heredado cuando desde pequeños aprendemos nuestro idioma o
cuando pretendemos adquirir otro diferente al nuestro, como el inglés que
internacionalmente es el idioma oficial para que nos entendamos personas que
tenemos distinto origen.
A la vez que aprendemos el idioma aprendemos la cultura, costumbres, tradiciones con todos los mensajes subliminares que llevan implícitos, que suponen una herencia social.
A la vez que aprendemos el idioma aprendemos la cultura, costumbres, tradiciones con todos los mensajes subliminares que llevan implícitos, que suponen una herencia social.
Pero, la lengua no es fija e inmutable, siempre
evoluciona con el paso del tiempo gracias al uso que hacemos los hablantes
efectuando variaciones, e introduciendo novedades en cada momento y dejando
algunos usos.
No obstante, no voy a seguir hablando sobre el lenguaje, aunque me sirva de base para mi explicación. Porque hoy no sólo quiero hacer hincapié que la diferencia
entre lo femenino y lo masculino tiene elementos subjetivos y connotativos en
las culturas, sino que también quiero acercarme a reflexionar sobre lo que significa ser mujer
y ser hombre hoy en día en nuestra sociedad.
Sabemos que vivimos en sociedades mayoritariamente
demócratas y que, por lo tanto, el papel que tenemos las mujeres va siendo cada
vez más notorio y representativo dentro de ellas. Pero, he de decir que además
nuestras sociedades son muy machistas en general, -eso sin entrar en debates
feministas, históricos o incluso políticos-, en las que nuestra presencia se ve
supeditada a la figura del hombre. Nuestra posición en ella respecto al hombre
aún no se encuentra equiparada ni equilibrada al mismo nivel y en algunos
lugares del mundo está a años luz.
Todos sabemos que el hombre es diferente a la mujer y viceversa, y que nunca vamos a ser
ni física ni mentalmente iguales. De lo que se trata es de reconocer que aunque
somos diferentes sí hay algo que nos une - y no me refiero a la necesidad que
tenemos el uno del otro para complementarnos en nuestro día a día-, me refiero
a que ambos somos personas, con independencia del lugar en el
que vivamos en la Tierra y de la cultura a la que pertenezcamos, y que por lo
tanto, somos iguales y tenemos los mismos derechos y obligaciones a nivel laboral, familiar, social,
político, legal, cognitivo, emocional, …
Disfrutamos de este video de YouTube titulado A sky full of stars del mítico grupo británico de música pop rock conocido por todos Cold Play.
LAS MUJERES ABRIMOS LA MENTE Y DECIMOS NO…
NO A LA SUMISIÓN
Fuente: Google imágenes
NO A LA INVISIBILIDAD
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NO SÓLO A LA REPRODUCCIÓN
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NO A SER UN FLORERO
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NO A SER UN OBJETO
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NO A SER UNA CRIADA
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NO A SER UNA ESCLAVA
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NO A SER UNA TONTA
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NO A SER UNA VÍCTIMA DE LA VIOLENCIA
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Disfrutamos del vídeo de YouTube titulado Si yo fuera un chico de la artista norteamericana Beyoncé, canción en este caso cantada en castellano.
La cuestión es nacer hombre o nacer mujer...
Todos sabemos que ya desde el momento del nacimiento, el solo hecho de ser niño o ser niña conlleva una serie de aspectos implícitos de carácter social que podemos
denominar costumbres, tradiciones, hábitos, actitudes, religiones, culturas e
incluso prejuicios sociales: hay nombres para niños y nombres para niñas
expresamente, el color de las primeras prendas son azules o rosas para unos y
para otras respectivamente, cuando nos dirigimos a los pequeños utilizamos unas
palabras distintas que si van dirigidas a las pequeñas, como gamberrete,
chavolote para los primeros o linda, mona para las segundas, luego, les decimos
eso no se dice y esto no se hace, por ejemplo, los niños no lloran, los niños
no son cobardes, y a las otras, eso es cosa de chicos, pareces un marimacho
jugando con el balón…
Esto en una primera instancia, después, todo se va
acrecentando y diferenciando según la cultura y los rasgos estereotipados que
la sociedad obliga a perpetuar por pertenecer a uno u otro sexo sencillamente,
de tal modo, que tanto por imitación como por educación, las niñas y los niños
aprenden todo aquello que conlleva pertenecer a su sexo, bien al femenino bien
al masculino. Todos buscamos pertenecer a nuestro grupo social, que nos quieran
y nos acepten dentro, ese es nuestro objetivo primordial para sobrevivir.
Desde pequeños nos enseñan a ser uno más del conjunto
y, poco, o nada, aprendemos a pensar por
nosotros mismos. Por eso, es importante una educación y una cultura que nos
deje pensar libremente, actuar a nuestro modo, eso sí siempre respetando a los
demás, y sobre todo, nos deje ser nosotros mismos, nos enriquezca y nos deje
crecer y desarrollarnos dentro de la
sociedad en la que nos encontremos.
Lo que sucede muchas veces es que nos acostumbramos a
ser, a hacer, a decir y a valorar todo aquello que hemos conocido desde
siempre, es decir desde que nacimos, y de ese modo, lo aceptamos como están las
cosas sin querer cambiarlas porque así lo queremos y así lo hemos conocido, y a
pesar de que no estemos de acuerdo con ellas, o incluso, nos haga daño.
Desde la perspectiva que viene marcada por la
distancia geográfica, cultural, educacional e incluso del sentido común e
incluso ético, existen ciertas
realidades sociales en diferentes lugares del Planeta que están obsoletas y que incluso, nunca debieron
existir: el velo que tapa la cara de la mujer, el pañuelo la cabeza completa, o
la túnica todo el cuerpo, la mujer que no puede conducir, la mujer que no puede
salir a la calle o a ciertos lugares, la mujer que es obligada a casarse sin
haber terminado su formación educativa, profesional e incluso física, porque
todavía es una niña, la mutilación de los genitales, la explotación laboral y
sexual temprana, muchas mujeres laboralmente ganan menos que los hombres
realizando el mismo trabajo o teniendo la misma categoría profesional, sólo por
el hecho de ser mujer, el lenguaje
verbal coloquial contra las mujeres: mujer tenía que ser…, tú a la cocina, a
tus cosas, a la casa,…la lapidación a mujeres por supuesta infidelidad, la
cantidad de hijos que tienen que criar porque es lo que manda el dios de su
religión, las palizas, golpes y asesinatos que sufren muchas mujeres aquí en
nuestro país, allí en otros y en la otra punta del mundo, como víctimas de una
violencia sin sentido por parte de los que dicen llamarse sus parejas…
Disfrutamos del vídeo de YouTube titulado Me voy de la artista mexicana llamada Julieta Venegas.
Los hombres de
hoy…
Si nos ponemos
en el lugar de los hombres, podemos afirmar que hoy en día ser hombre es tarea fácil y compleja al mismo tiempo,
aunque parezca contradictorio. Fácil,
porque en principio y en mayoría, no tienen cargas sociales en relación a la
familia y al hogar tan arraigadas como arcaicas que desde “tiempos antiguos” parece ser que nos competen
sólo a las mujeres. Fácil, porque siempre está “ella” a su lado, la mujer, bien
en forma de madre durante los primeros años en la infancia y adolescencia, bien
la pareja, que le soluciona todos sus problemas y la vida en general, y en este
contexto, la adquisición de responsabilidades poco existe. Fácil, porque en
promedio, son más sencillos en el pensar y en el actuar que nosotras, las cosas
las suelen ver como son, nunca como pudieron ser o van a ser. Y difícil, porque se supone que siempre “deben”
estar a la altura de las circunstancias, y no todos los hombres reúnen esas características que se les atribuye por pertenecer al llamado “sexo fuerte”, -menos mal, por
cierto-, y que deben ir desarrollando y demostrando a lo largo de su vida,
tales como fuerza física y mental, seguridad y aplomo, rudeza, vida social
amplia, supuesta independencia moral, emocional, económica y/o sexual,
reconocimiento académico y laboral, derecho a ocio continuo, prestigio social,…
Los tiempos van cambiando lentamente, van evolucionan
y nadie lo puede negar, aunque, no sucede de un modo homogéneo en todas las
sociedades ni las culturas del Planeta.
Sí, los tiempos
cambian, aunque de momento superficialmente, y los hombres inmersos en ellos, también. La
mayoría se depilan el vello del pecho, de las piernas e incluso, de los brazos,
se tatúan la piel, se colocan pendientes, se cortan el pelo o se dan color,
según la tendencia del momento: hacia arriba en punta y con fijador o sin raya
hacia adelante en un flequillo despeinado, o se lo dejan crecer y se plantan
coleta, se colocan prendas que están de moda y pertenecen a alguna firma o
marca, se colocan gafas de sol de espejo o de aviador,…
Todo esto representa el aspecto físico, está bien que
se cuiden porque hasta ahora ese plano pertenecía más al campo de las mujeres.
Éstas, a su vez, van adquiriendo puestos y escalones en los que sólo antes estaban adjudicados a los hombres; ahora compartimos formación,
educación y profesión. Quizás, estamos intercambiando
roles que tiempo atrás permanecían fijos e invariables, pero no del todo.
Todavía no ha habido esa gran transformación
de mentalidades en la clase media de la sociedad porque la llamada "igualdad" de los movimientos
feministas no existe, ya que mientras ellos se aferran a la comodidad de los
roles masculinos y se desarrollan profesionalmente, ellas se desviven por
encontrar el equilibrio y la conciliación
entre la esfera familiar y la laboral en
su día a día.
Disfrutamos del vídeo de YouTube titulado It´s raining men del grupo llamado The weather girls, grupo conocido de los años 80.
Cuando él es
ella, cuando ella es él…
Hace pocos días se ha celebrado en nuestro país España
y concretamente en Madrid, el Día del
orgullo gay. Este día se suele concentrar un gran número de personas de
todos los lugares y países del mundo que no sienten ni desean lo que su cuerpo aparenta.
Hoy en día son los llamados y conocidos por todos como gays, es decir, homosexuales, lesbianas, sin olvidar a los transexuales o intersexuales, término éste último, que he descubierto hace poco tiempo. Celebran dicho día exhibiendo
su cuerpo, bailando y compartiendo la
fiesta junto a otras personas que para ser coherentes y felices consigo
mismos tuvieron que “salir del armario”,
como decimos por aquí.
Lo que debería ser considerado de un modo natural como
una realidad más, en muchos lugares
del mundo no se admite que haya esta diversidad humana y se sigue observando
bajo el prisma de los prejuicios, la incomprensión, la extrañeza e incluso algo peor, el desprecio.
La mente humana necesita muchas veces un mayor grado de apertura y
flexibilidad para entender y aceptar cuestiones reales dentro de la diversidad
en la que nos constituimos todas las
personas como es la homosexualidad.
Desarrollarnos como personas resulta tarea difícil
siempre, siendo mujer sobre todo y menos siendo hombre pienso yo, pero, si a
eso le sumamos la homosexualidad, la tarea se complica aún más, ya que el
camino a recorrer incluye las etapas de la identidad, aceptación y reafirmación que
nuestra sociedad exige.
Saber ponernos
en el lugar del otro desde nuestra mayoritaria hetereosexualidad y comprender
que hay otras tendencias que tienen cabida y aceptación para todos, se
convierte en una actividad necesaria realizar desde la infancia y que el ámbito de la educación y la escuela tiene todavía pendiente este papel por desempeñar.
Disfrutamos del vídeo de YouTube titulado Todos me miran de la cantante mexicana conocida por todos, Gloria Trevi.
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