miércoles, 31 de octubre de 2018

CONTAMOS HISTORIAS EN OTOÑO


 FUENTE :Google Imágenes.


Acabamos de comenzar el otoño, y más que otoño, parece invierno, así que saltamos de una estación a otra directamente sin apenas transición ni periodo de habituación. Sin embargo, recuerdo que  hace un par de años haber ido a la playa en este mes ya que el verano se alargó con la presencia de sol y elevadas temperaturas,  e incluso, recuerdo darme un pequeño chapuzón.

Sin embargo, cada año es una historia diferente que no tiene que ver nada con la del anterior. Esta vez, junto al cambio estacional y el mal tiempo añadimos el cambio horario que nos supone que los días se acorten paulatinamente, y  anochezca antes.

Y hablando de historias, nos podemos sentar en el sofá, coger una manta, y  mejor,  nos colocamos al lado de alguna chimenea,  y comenzamos a contar historias, historias como esta.

El gran hada otoñal


Érase una vez un día muy, muy otoñal en aquella antigüedad  remota y antigua en  este nuestro Planeta al que todos llamamos Tierra. Sí, allí arriba, en la sexta rama antes de llegar a la cumbre de la montaña más alta de todas las cordilleras, sistemas o macizos de montañas terrestres, se estaba realizando el encuentro anual sobre el medio ambiente y la naturaleza.  Las conferenciantes eran las conocidas por todos y  bondadosas hadas de las estaciones del año. No recuerdo el nombre del pico, no sé si era Ferverest, Tuntarest o Fortapest por aquel entonces, disculpad mi fallo de memoria, pero es que era una época tan y tan lejana, que ni lo recuerdo.



En cada estación se solían  reunir las cuatro magas medioambientales para tratar temas y asuntos de este tipo. En esta ocasión iba a ser una cuestión bastante seria e importante para hablar: los ciclos naturales estacionales. Se trataba sencillamente de un control rutinario y mecánico, es decir, de que cada estación apareciera en su momento siguiendo el calendario. Así  pues, según mandan  los cánones estacionales, en el invierno el protagonista sería el frío, en primavera resurgiría la naturaleza,  en verano los rayos del sol nos acariciarían y  en otoño el viento nos prepararía para el frío.



Sin embargo, en aquel día tan otoñal y  en aquella sexta rama de aquel árbol en aquella cumbre de aquella montaña más alta del mundo sucedió algo. Sí, sucedió algo terrible, y ahora paso a contaros. Mientras la reunión de hadas en pleno mes de octubre se estaba realizando, las hadas estaban disfrutando de aquel encuentro. Volaban llevadas por el viento, saltaban entre las piedras del camino, subían y bajan por los troncos de los árboles. Luego, escalaban hasta las copas de los árboles y entonces, se escondían entre las frondosas ramas de  aquellos de hoja perenne. Después, se tumbaban en los prados verdes y hermosos, cuando no aparecían entre la hojarasca del bosque, se mimetizaban con la corteza del árbol, o salían de  entre los matorrales o de una osera. De repente, todo se volvió oscuro y frío, sucedió que un viento helador trajo un enorme y negro nubarrón que cubrió todo aquel cielo hasta entonces de estampa tan otoñal. En cuestión de minutos el paisaje cambió y se volvió blanco e invernal sin dejar rastro ni atisbo de medio ambiente ni de seres vivos.

Así pudo quedarse el medio ambiente, desaparecido quizá por una glaciación. Así, pero no sucedió así. Porque el hada del otoño vio la estela que dejó el vuelo de  la bruja del otoño por el cielo, llamó a las otras hadas, la siguieron y juntas hicieron desaparecer aquel feo hechizo invernal. Y así fue, amigos, que gracias a esta  hada el otoño fue rescatado como estación.

 MFB





Fuente: You Tube