viernes, 30 de noviembre de 2018

LA FLEXIBILIDAD DEL JUNCO


Fuente: Google Imágenes


El mal tiempo nos invita a mirar un poco hacia adentro y reflexionar un poco, eso sí solo un poco, que cansa.


Si nuestro pensamiento fuera metafóricamente hablando un árbol, entonces las ideas, serían sus ramas. Y para que fuera un árbol  realmente sano, sus ramas deberían ser fuertes pero flexibles como un junco para que se adaptaran a la climatología del momento, a los acontecimientos imprevistos y a los nuevos cambios en el transcurso del tiempo. Por consecuente, cuanto más rígidas fueran las ramas, más daño podría causar a uno mismo y a los demás.




Considero que si  las ideas  tienen como finalidad  hacernos felices a cada uno de nosotros son buenas ideas y bienvenidas son. Sin embargo,  cuando de antemano se sabe que pueden producir el efecto contrario, entonces  se deben olvidar, dejarlas a un lado,  que se queden sólo en ideas, no en hechos,  y pasar al punto siguiente.


Después de cuatro décadas de vivir en democracia, en nuestro país España,  seguimos aprendiendo a convivir con las diferencias y con las distintas tendencias, y muchas veces cuesta dejar a un lado el interés particular en pro del general. Pienso que el sentido común resulta siempre importante a la hora de tomar decisiones. Considero que no hay que olvidarnos de algo necesario que no debe faltar en todo momento, y es el afecto. Por otro lado, en la búsqueda de la solución de cualquier problema resulta interesante utilizar el mismo método que los niños emplean en  hallar la resolución a los problemas  matemáticos que se les plantean en la escuela. Es decir, reducir el problema a la situación más simple para vislumbrarlo con mayor claridad.


  


EL ROBLE y EL JUNCO

El roble le dijo un día al junco:

Es normal que acuse a la Naturaleza;

Un reyezuelo, para usted,

es una carga pesada.

La menor brisa que arruga

la cara del agua

hace que la cabeza se le arquee.

Sin embargo mi tronco,

como el Cáucaso mismo,

no contento con detener los rayos del sol

es capaz de afrontar una tempestad.

Lo que para usted es un huracán,

para mí es una brisa.

Si creciera a la sombra del follaje

donde yo cubro a mis vecinos,

no tendría que sufrir,

le defendería de la tormenta,

pero nace en los húmedos bordes

del reino de los vientos.

La Naturaleza es injusta con usted.

Su compasión, respondió el junco,

nace de un buen sentimiento,

pero no se preocupe,

a mí los vientos no me abruman,

me inclino y no me rompo.

De momento, usted ha resistido

golpes tremendos

sin tener que doblar la espalda,

pero al final ya veremos.

Cuando dijo estas palabras,

del horizonte sopló con furia

el más terrible viento

que el Norte hubiera llevado

jamás hasta allí.

El roble se mantuvo erguido,

el junco se inclinó,

el viento redobló sus esfuerzos

y arrancó de raíz

aquél que del cielo

estaba mucho más cerca

y cuyos pies se hundían en la tierra.

    

                                    Fábulas (Jean de La Fontaine, 1668)





 

Fuente: YouTube